jueves, 25 de julio de 2013

El aire



Te preguntas
donde ha instalado el viento sus raíces.
A qué región en sombras
huye la luz
que va filtrándose
entre las rendijas de mis huesos.
En qué ramas
se posa la piel
cuando la noche alcanza
su última frontera
y vuela a través de los sueños
con sus carnosas alas,
o el corazón desborda su cauce
como un rio
por los amplios paisajes de tu ausencia.

Te dueles,
caen al suelo tus ojos
y pueblas
de jazmines oscuros el silencio.

Y es el aire
quien responde.
El aire
quien se viste
cada día con mis labios,
quien guarda
en mi baúl de recuerdos
tu sonrisa.

Es el aire enredado en mi garganta
quien pronuncia las sílabas sagradas
de tu nombre.
El aire
quien sacude tus pájaros de niebla.

Soy yo.. No soy yo,
sólo es el aire
enredado en mi aliento
el que llama a las puertas
de tus Ángeles dormidos
cuando la Nada cruza
los límites ocultos
del alma.

Es el aire
volando hacia mi ser.
El aire
volcándose en tus venas.

Es mi voz,
nada más,
quemando el aire.





















lunes, 22 de julio de 2013

La hechicera






La hechicera
cruzó el vientre noche
sobre un caballo zurcido de amapolas;
con raíces de vértigo
lidió toros de sombra,
desenvainó una espada de diez lunas
sobre las llagas abiertas del olvido
y engulló de norte a sur la ausencia
con carnívoro llanto.

Impactó 
su animal efervescente
sobre las costas azules de tu lengua.
Convirtió en fuego la carne
en sangre
la seca tinta de la Nada.
                                   

    ... Y me crecieron, de pronto,
            entre los dedos,  

                    largos,
                     podridos huesos 

                                 de silencio.

sábado, 20 de julio de 2013

Bautizo de campanas








   
Es hora
de arrancarnos la máscara
alojada al fondo de la piel.
Es hora
de hacer callar a golpes
de silencio
la vulgaridad atroz
de las palabras
que al volar hacia el sol
se incendian
de mentiras.

Es hora
de latir bajo párpados
de sombra,
de adentrarse en el Ser,
de arrojarse a la verdad
en carne viva
y sentir cómo duele
el beso de la luz
reveladora.
Sentir que cargamos a diario
con un fardo
de impotencia
las espaldas.

Es hora
de rescatar al niño
que todavía rebusca
en los cajones del destino
una promesa.

Atemos un sueño
a la cintura
de nuestros desengaños.

Recemos a los pájaros
que anidan
todavía en las ramas hondas
de la sangre.

Celebremos
en los altares grises
de nuestra voz
deshabitada
un  nuevo bautizo
de campanas.

martes, 16 de julio de 2013

La Noche, no






No... la Noche no.
No a las esquirlas lánguidas
que nos atan a vértebras de sombra.


a la vibrante espiral
de la retina
que danza
sobre sílabas de fuego,

a la falacia de un sueño
atravesando
los espejos hondos del poema
¡Que el viento lance dardos a las sienes
hediondas de la muerte que camina
con pies de lástima y gemido!


¡Que las manos heridas

por ácidas hachas de destino
fructifiquen en sal de primaveras,
y ardan eternamente
los costados
de la melancolía!

No

a las máscaras lívidas
que sangraron esquelas
y tiznaron de luto
las tibias manos 
de la madrugada.


al viento que declama
alondras futuras
en las espinas
de sus designios blancos.













 

domingo, 14 de julio de 2013

Raíz de golondrina




A una fracción
de mi ser
le crecen alas,
y sobrevuela 

la noche 
de sus párpados;
lima sus costas ciegas
y se lanza 

de bruces
sobre un tiempo varado
en azucenas
con los ojos picoteados
por el misterio hondo de la luz.

Otra fracción se duele
y se hace lágrima
o suspiro,
y descarga
de tarde en tarde
una lluvia fértil
sobre los huesos hostiles
del silencio.

A una mitad
le duelen a menudo
las vísceras de un verso,
y supura lamento a manos llenas.

Pero toda yo
soy pálpito,
enigma,
hechizo de sombra
que se engendra y acaba
en sí misma;
ovillo de un sueño
hecho música
en el latido febril de la palabra.

Solo en ti me contemplo,
solo vivo en ti
que custodias mis ángeles oscuros.


En ti,
que inhalas

gota a gota
ese bosque sagrado
donde siembro
el aliento de mis venas
incendiarias
para que crezca nuevamente
la savia
que me engendró
raíz de golondrina.


viernes, 12 de julio de 2013

Unas alas nuevas con tu nombre








Llegaste
desde el púlpito
de tu dolor a secas,
desde un cáncer de auroras
que sorbía
la fe de los espejos.

Llegaste
a echar raíces
en la hiel
de mis sueños moribundos,
con un ejército de astros
para poblar de luz
las inmensas colmenas
de la muerte.

A golpe de caricias
cincelaste
la noche
de mis huesos.

Llenaste de lirios verdes
las estancias
secretas del silencio.

Hoy 

desnudo
las sábanas del alba
con tu  rostro
tatuado
en mi esperanza.

Sángrame
en latidos de luz.
Tiéndeme
un puente
de ventanas abiertas
al mañana.

Bébete
los aullidos de mi alma
y puebla sus pasillos
de cuchillos en flor
que sieguen cruces
caídas.

Píntame
en las pupilas
cada noche
unas alas nuevas
con tu nombre.

sábado, 6 de julio de 2013

Poema de tierra









Raíz te nombro,
pálpito,
relámpago;
enredadera del sol
que trepa
por las ojeras del dolor
y enciende
sobre mis muslos
un fósforo de lunas.

Árbol te nombro,
mástil,
palabra de carne que desposa
mis horas detenidas.

Duende del bosque
de mis delirios rojos.

Ángel humano
que me siembras
hongos de luz
entre los huesos;
que expandes 
un océano tangible
en las huecas esferas del silencio.

Préstame
la noria de  fe de tus pupilas,
el óleo de tu ímpetu,
la tinta ocre de un poema de tierra.

Impregna de flores encendidas
cada instante
que le reza al dios de tus ausencias.

miércoles, 3 de julio de 2013

Rosa de arena


























Ella transita libremente
por renglones telúricos.
Se reinventa en edenes vírgenes.
Abre
de par en par
las puertas de su alma
a un enjambre de abismos

y limpia de cordura
las semillas en flor
de los silencios.

Ella sacude firmemente
de la memoria
su ataud de esqueletos,
voltea alas de ángeles oscuros
y regresa a sus rituales mudos,
a la región en sombras de sus lágrimas.

Ella coloca
una moneda de sueños
sobre los ojos  huecos de la luna.
Enfunda en terciopelo
las agujas que imantan la tristeza
y danza bajo siete velos de ceniza
para exorcizar a las bestias que habitan
en los intestinos de sus noches.

Ella es savia de aguja,
sal del mar,
flor de límites
y sangra por sus labios
excrementos de hiel
y augurios cárdenos.

Ella eleva plegarias al crepúsculo
y vuelca,
de tarde en tarde,
el oleaje sideral de su lengua
sobre el intenso mar
de la Palabra.