miércoles, 23 de octubre de 2013

Teatro Negro







Amor,
apéate de mis labios
en la hora del Eclipse,
cuando alumbren los ojos del búho
que madruga en el árbol cenital.

En la trastienda del teatro
la bailarina del opio
ha extendido sus brazos
hacia el círculo de luz
que la consume,
y gira sobre el vórtice de un verso
y muerde la manzana de un relámpago,
y tatuará una máscara en su lengua
para abortar a las sirenas de la muerte,
mitigando así
el voraz apetito de sus lágrimas.

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