viernes, 22 de noviembre de 2013

El aguador de sueños





La crisálida roja
se repliega
en el odre deforme del silencio,
sinapsis de un ojo ciego
que inserta su labia helicoidal
al corazón del gris,
donde silencian sus contornos
las palomas.

El aguador de sueños
ahoga las estrellas no nacidas
en la tinta del tedio.
Amordaza la luz de la palabra,
la engendra
mineral, hosca, pálida,
prostituida
por ocho onzas de arena
que alquimizan en esferas de papel
mientras danzamos
al compas binario de las sombras,
descarnados de aliento,
de latidos,
de música.
Aguardando
la Itaca del tiempo
en las lentas saetas de la espera.

2 comentarios:

  1. Los sueños son de agua y cuando despertamos, si no hacemos el esfuerzo de guardarlos en un recipiente de memoria, se van por el desagüe donde nos aseamos cada mañana, eso me hace pensar en un cementerio universal de sueños.

    Rosa, tus poemas siempre en mi recuerdo
    Mil abrazos
    Cristián

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  2. Deberíamos aprender de los sueños, es un mundo profundo y sutil que, a menudo, se nos escapa.
    Me gusta la idea del cementerio de sueños.

    Abrazos, amigo.

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