domingo, 17 de noviembre de 2013

En los tejados del misterio






No tan deprisa,
aria de mármol:
sueñas
al filo del vértigo,
empapas espejos de miel
mientras aguardas
en los taludes húmedos del grito
una razón,
un Sabat blanco
enaltecido
en las estibaciones de la luz.

Luciérnaga suicida,
¿por qué huyes
hacia los altos cerros de Dios
si te cosieron a la noche
desde el vientre
de los tiempos?

Ah....
pero macero el silencio
con las palmas de mis sueños.

Reconocen la pureza todavía
mis palomas de infancia.
Todavía
pueden interpretar
de sombra en sombra
el violín de mis venas
y encender un cirio alado en cada espina,
mientras maduro
raíces de coral
en los tejados del misterio.

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