jueves, 27 de febrero de 2014

El búho







 

















El búho palpaba
la noche
en el iris del agua.

El búho
palpaba la noche
del agua,
su luna de ojos.

El búho soñaba el alma

profunda del agua.

Cuando escampe la lluvia- le dijo-
pon a secar tu Aliento;
tiéndelo al sacrílego dulzor
de las sombras;
bien alto,
que no puedan los perros morder
sus vísceras azules.
Séllalo
con el licor de tu lengua,
que ni las víboras del aire
logren filtrarse
por sus cuencas cordales.
Yo
vigilaré la siesta del cielo
mientras tanto,
me tatuaré un silencio en la frente
cuando
hunda en tu vértigo
mi insomnio
para beber a oscuras
la dimensión hondamente líquida
del Grito.

domingo, 23 de febrero de 2014

Génesis






Ella existe
cada vez que la nombran,
y Él la nombra;
conoce bien
el número de abismos
que pueden contenerla
en cada lágrima;
modula su voz más honda,
sus pisadas de nieve;
fabrica
a diario el pan
para la horma de su hambre.

Ella se perpetúa en Él,
crece en el musgo
de su vientre fértil,
alimentándose
del óxido azul
de sus pulmones.
Sabe
que al final del túnel
las sombras se agigantan
y prostituyen la luz.

Por ello,
se tiñe
de mudez el alma;
por ello
quiebra los piernas
de las marionetas;
arroja al fuego
una liturgia de máscaras,
se tatúa en la sangre
un sueño impúber

Y al filo de su lengua
se suicida.






jueves, 20 de febrero de 2014

El número perfecto




















En qué momento
sucumbió
el número perfecto
en la matriz obscena
de la tierra


En qué momento  

Amiga
se quebró en dos
el inexacto múltiplo de 3

con sus seis ojos gráciles
sus tres pares de sueños
que espiaban
tras las alambradas del instante
un nuevo paraíso
donde extraviar el rumbo
del cansancio

Mientras
la vida   

sus agujas
te arrastraban
por las calles empedradas
del vivir a secas
a solas
y ese látigo furtivo
que azotaba 

las luminosas copas de tu silencio hondo
y se columpiaba en las faldas
de la noche
y descolgaba un duende 
entre tus manos
para fundar un país futuro
en los mapas de la ilusión

Siempre olía a verano y a música
en tu alma

De pronto
el invierno   aquél invierno
precoz
decapitó la risa
Aquél  invierno
corrosivo
roedor de primaveras
arrancó del árbol del presente
sus cúbicas raíces

Y se abrió la tierra bajo nuestros pies
por vez primera
madurando una siembra
de sombras alargadas
Se abrió
y me resisto a creer
todavía
que no Estás
Me resisto a creer
que nunca más
nunca más
seremos
el número perfecto
de una ecuación
preñada de latidos.
 









sábado, 15 de febrero de 2014

En el Poema



















Si he de morir,
elijo la muerte
de la nube:
su llanto fértil,
su milagro.
La del silencio puro
sólo violado por la ira
de la voz.
La de la sombra:
reflexiva hermana de sangre
de la luz.

Si he de vivir
prefiero que me vivan
en la orilla inversa al destino
de mis manos;
que desvistan su acero,
que descifren
su corazón cautivo,
la yedra de su fe
adherida a los recovecos
del cansancio.
Allí,
en el caleidoscópico nido
de un relámpago
donde desovan las palomas
del misterio.

Si he de soñar que vivo,
que sea
en el vientre de luna
del poema:
que me duela
que me sangre los dedos,
que amamante mis ojos

                ...Que me sueñe.

Si he de liberar
un caballo de sombras
enfebrecido en la noche
de mis venas,
que sea
en el Amor,
Poema,
en el Amor.

domingo, 9 de febrero de 2014

Alud





Caes
          Caes...

Sublimas el vértigo de las mariposas
terrestres
hacia  hemisferios salados
donde el mar descompone
carámbanos de luna

Te crecen dedos de luz
Trepanas con ellos la piedra fósil
que custodia
esa mortaja que habitas a destiempo

Y nieva   sigue nevando
mientras caes
y una sinfonía de estigmas

libera al violín que sangra en tu garganta

Ignoras el llanto de las esfinges
 

Ignoras los incendios del luto

Sigues en caída libre

Caes
y arrastras al exilio
al ahorcado que pende del limbo de tus ojos.

miércoles, 5 de febrero de 2014

La partida




Arrojó el As de Espadas
al suelo
y no rasgó la noche.
Creo que su filo sangraba luz,
que le dolía más
el dorado ornamento de su empuñadura
o el hecho de saberse delatado entre sombras
por las noctívagas manos del tahur.

El as de bastos
sacó un pretexto extraño del armario
para golpear con ira la mesa del silencio.
Los  tréboles temblaron entonces,
refugiados en la tierra improbable del verdor.

Y la danza  continuó,
y un corazón que intentaba esquivar
el pulso de la guerra
entonó un miserere trágico
y cayó fulminado
por el veneno que vertió en su copa
la condena.

Y el croupier
dio por terminada la partida;
limpió los restos de sangre del naufragio,
recogió las pocas monedas obtenidas
en la contienda del odio
y se marchó, sonriente,
con la hiel preñando sus bolsillos,
silbando una balada obscena, pútrida,
maldita.

domingo, 2 de febrero de 2014

Tu sombra






Deletreo tu sombra, Amor.

No preguntes,
no escarbes más en mi tumba
con dedos de profeta.

Soy el cuervo blanco
que picotea sus estertores de nieve amanecida.
La bestia traicionera
que dividió
en un hachazo de su lengua el corazón
del arco iris;
un pie en el abismo, otro en el barro,
un pedazo de alma sobre la cáustica tierra,
otro rogando al cielo
una lluvia fértil de campanas
 que me salven
del desierto inmenso de vivirme
así, sin espejismo de horizontes.

Surfeo en la parábola del viento
una tormenta lúcida,
trato de interpretar
el algoritmo del misterio puro,
mastico una a una sus células de luz
desleída
en la playa insidiosa del silencio,
con tu gesto acentuando el enigma de mis venas.

No preguntes,
lava la tinta de mi sangre con el eco de lluvia
de tu sombra.

Tu sombra es el rostro de Dios
dibujado en el blues de la ceniza.





sábado, 1 de febrero de 2014

Espejo blanco

 























Espejo blanco, espejo blanco:
siénteme.

Dame ojos parturientos.
Dame el silencio, su esqueleto de luz.
Silencio y ojos
y dedos, dedos que me delaten
después de abrirme el alma en canal,
dedos que subasten
mis despojos
en el mercado del viento.

Mírame, espejo,
soy la sombra que buscas.
El huevo de mariposa estremecido
por la insurrección de amapolas
disecadas. 

Multiplica en tu vientre
cada grito de mis huesos claudicantes,
absorbe esta luna oxidada
en la garganta del cielo.

Haz que su sangre espese en el patíbulo luminar
de un sueño anónimo.