domingo, 23 de febrero de 2014

Génesis






Ella existe
cada vez que la nombran,
y Él la nombra;
conoce bien
el número de abismos
que pueden contenerla
en cada lágrima;
modula su voz más honda,
sus pisadas de nieve;
fabrica
a diario el pan
para la horma de su hambre.

Ella se perpetúa en Él,
crece en el musgo
de su vientre fértil,
alimentándose
del óxido azul
de sus pulmones.
Sabe
que al final del túnel
las sombras se agigantan
y prostituyen la luz.

Por ello,
se tiñe
de mudez el alma;
por ello
quiebra los piernas
de las marionetas;
arroja al fuego
una liturgia de máscaras,
se tatúa en la sangre
un sueño impúber

Y al filo de su lengua
se suicida.






No hay comentarios:

Publicar un comentario