jueves, 15 de mayo de 2014

Pan de ausencias

 
















He debido rondar
los silos de la muerte.
He debido caerme
de los altos peldaños
de los sueños
esta mañana
horneada
en pan de ausencias
que cuelga
pronombres vivos 
en mis labios.

He debido
husmear
como los perros
el rastro atroz
de los silencios
para dormir al raso
de sus voces
que hoy habitan 

las aceras de mi sangre.

Sólo sé
que me puebla
la médula de su alma
los huesos más profundos,
que existo  en el tiempo gris
de sus pupilas.

Quisiera
desespinar de dolor
este grito
que horada
las venas del olvido
palmo a palmo
y despertarme
en un tiempo niño todavía,
con un sol que alumbrara
los delirios
del corazón
que aún reza rostros, labios,
ojos,
todos teñidos de ayeres,
todos blancos,
como cosidos
a una aurora irrepetible
que amaneciese en lo alto
de mis lágrimas.

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