lunes, 25 de agosto de 2014

Hierba de arena




No,

no quiero alimentarme de fe momificada,

de noches mendicantes, de bacterias de sombra 
que enferman las colmenas hostiles del cansancio,

del gris que se amotina contra el iris y siembra 
su estirpe de cadáveres a las puertas de un sueño.

No valléis el cercado

donde van a pastar las reses de mi lengua.

Guardad tanta hierba de arena para abonar mi entierro.

Las migajas de vuestro pan de nube
dádselas al mendigo que suplica en la calle

una brizna de amor.

Yo establezco mis saltos al vacío, mis cartas 
las desnudo de máscaras

las arrojo a la mesa del mundo

y las someto a su voracidad.


Ellas son mi bandera

                                    mi suicidio

                                                           mi canto.












miércoles, 20 de agosto de 2014

Espuma de Nostalgia



Espuma nuclear de la Nostalgia:
¡aparta de mí tu cáliz!
No permitas
que mis ojos se sacien
con el pan de un  relámpago;
que no arda nunca más una aurora fatídica
en mi lengua.
Bendíceme, fantasma de mis sombras,
con el látigo de la lucidez
y yo enterraré bajo  uñas de olvido
cada milímetro de orgullo,
cada gramo de rabia,
cada renglón de nube envenenada.
Haz de sal mis luciérnagas,
de azúcar mis suicidios.
Deja que me contemple más allá de mis tumbas,
que mi fe diseccione la estela de los peces 
que deletrean a tientas las muecas  

del  abismo.
 

viernes, 15 de agosto de 2014

Sobre una sombra blanca



Yo caminaba sobre una sombra blanca,
caminaba mancillando la nieve
bajo mis pasos trémulos;  los búhos vigilaban la noche,
oteaban el vacío del mundo, su olor a senectud,
bajo mis párpados;
los búhos
que tejían palabras de luz en el abismo,
los búhos

que incendiaban el duelo del silencio,
el pozo
de donde emerge azul la herida.


Yo caminaba, sin saberlo,
con una cuerda atada a mi destino:
veneno y antídoto trenzando la lengua
de mis manos,
y un canto iba minando mis raíces de humo, sus defensas,
despertando una luna limítrofe bajo la abúlica danza de las nubes.


¡Ah, cómo no morir dentro del bosque!

¡cómo sobrevivir
sin la bondad ardiente de sus lámparas,  sin el acero de su canto rojo,
sin un destino alado!
                            Sin mi alma.

jueves, 14 de agosto de 2014

Aborrezco los poemas de amor




Aborrezco los poemas de amor
cuyos goznes chirrían, ángeles
embadurnados con aceite de alondras,
pan de augurios que dora toda ausencia
mientras amarillea nieve
en los pulmones.


Aborrezco
las palabras prófugas que se suicidan al borde
de mis manos,
los días descafeinados  nutriéndose
de un alma sin raíces,
la hora triste que dispara a mis ojos
una bomba en traje de rutina,
esa sonrisa hipócrita, esa manta de síes
que oculta la luz del pozo
en cuyo vientre se agitan el grito y la pureza.




lunes, 11 de agosto de 2014

¿Sabes...?




¿Sabes?, ya no me importa
si esquivas mis pisadas,
si mis venas tendieron un puente
hacia el vacío
o  mis palabras fueron
esa mancha de tinta ensangrentando
la seda de tu alma.
Gracias por darles alas y plumas 

a mis huesos.
Gracias,
por ser el fiel guardián
de mis sombras más hondas.
Sólo quiero decirte
(perdona la desnudez del verso,
su ausencia de  campanas)
pero quiero que sepas
que lo que más deseo,
lo que me reconforta,

es que seas FELIZ.

domingo, 10 de agosto de 2014

Llegaste a mí



Un día llegaste a mí
así, sin quererlo, como se llega a la orilla
de la muerte,
desnudando uno a uno mis ángeles difuntos
mientras moría de sed un pez
amordazado.
Las manos encallecidas por la sal de los verbos,
vertiendo un sueño al mar por cada gesto alado.


Un día llegué hasta ti,
vino a sembrar mi  gris tu hígado de flores,
y tú multiplicaste mi sombra en otros iris,
vaciaste las agujas que pueblan mis pestañas,
ataste mi estúpida verdad a tu contorno alado.


Ahora
entiérrame por dentro,
haz que viaje mi sangre 

al andén de los nombres coagulados,
hunde tu hacha prolífica en mi garganta súbita
para que un día germinen las ninfas del poema.


martes, 5 de agosto de 2014

Cristal y espuma




Soy cristal
                         soy espuma
Me derriba un suspiro
Las  uñas de la tarde se afilan en mis ojos
invaden mis certezas de lodo
trepanan el silencio
con voz depredadora
mientras yo lentamente me desvisto de nieve
me sostengo en las alas de un pájaro cautivo
inhalo una luciérnaga      inyecto un continente
de rosas en mis venas


A veces
esbozo un arabesco sobre el dolor a secas
Otras veces
camino con los pies del relámpago
Soy un virus letárgico sedando una quimera

una nota truncada sobre acordes de plomo

Pero siempre  me basta un micra
de ángeles
un simple gesto blanco     una flor
incendiaria
para matar al niño terrible que se aferra
a la afilada cruz de mis manos sonámbulas.

sábado, 2 de agosto de 2014

La mujer sin rostro




Tanto morder los hígados del cielo;  tanto lanzar avispas
contra el panal del tiempo
¿Para qué?,
si me bastan estas cuatro paredes de cristal y ceniza, este círculo
de airada luz, sus caballos de tiro
enjaezados de bruma; me basta el brillo de sus ojos de almendra
para sedar al gusano que roe la hiel 

de mis delirios.
Aquí
soy solamente ese pájaro a tiro en el blanco de la herida,
soy la mujer barbuda en la feria del viento
que contemplan los niños curiosos; el débil monstruo
que anochece doliéndose
ante los ojos de los enamorados:
- Mira, cariño, es la mujer sin rostro,
tu niña ciega, domesticando a los pájaros
del grito;    ¡qué lástima!

ha vuelto a salpicar su llanto rojo mi vestidito 
de nubes.
Ven, 
todavía es temprano,
vayamos a fundar un país en la tasca
del beso-.