martes, 2 de septiembre de 2014

Tras las máscaras




¿Quién eres, sombra, que ardes tras las pupilas 
huérfanas, siguiendo las pisadas de una aurora limítrofe?

No,

no escuches

el drama que se gesta en el ombligo del cielo;

disfrázate de gloria,

encripta las espinas de tus peces azules en un código de humo,

amordacemos la lengua de la luz, violemos sus adagios con falsas primaveras.

Nada temáis:

coseré el avispero de la noche a su sombra,

hijos míos.

Nada temáis,

he tejido este árbol de nadie,

este pozo de risas,

para podar las ramas del temblor que se agitan

en el alma de un verbo.


Ahora, creedme:

¡Qué hermosos hijos de cera

parirán nuestras máscaras!


2 comentarios:

  1. El mundo ya está lleno de hijos de cera que han parido miles de millones de máscaras. Precioso, poema, Rosa. Un abrazo hasta su linda Huesca.

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  2. Muchas gracias, amigo. Otro abrazo grande para ti.

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