lunes, 30 de noviembre de 2015

De tierra...



 Tienes alma de árbol, amor.
Tienes alma de tierra:
madera, sangre, savia,
ramas, sudor, promesas..
Vas y vienes, acechas mis pisadas,
despeinas
la palidez del día
con un café y razones de cristal,
sonríes para que no nos duela
la lucha cotidiana;
cobijas mi cansancio
bajo tu sombra térrea.
Pero hay un pozo blanco, una tumba secreta
que no puede sondear tu mirada ligera.
Hay una tumba, un pozo
donde el eco se quiebra,
un otoño perenne despeinando hebras
amarillas de infancia,
desangelados mapas
donde el sol no se muestra;
hay rostros como ríos
subterráneos fluyendo
por un túnel antiguo...

Pronto amanece,
pronto acude tu voz
a pellizcar la noche de mi canto, a incendiarme
de dormidos pronombres
con tu cuerpo de barro,
con tu sangre de tierra.




lunes, 23 de noviembre de 2015

Palabra



Palabra, no rehuyas mi voz.
Ven, picotea las semillas
que hoy te brindan mis manos.
Solo escucho el crepitar del silencio,
su peso en mis abismos.
Un cansancio que brama
olas de soledad
donde mecer la nada.

Palabra, estás durmiendo
en un túnel de espinas
y debo despertarte,
conversar con el largo duelo que proyecta
tu sombra;
ponerte en pie, sangrarte,
sobornar tus misterios.
Cuéntame,
¿Tu fe en el Hombre ha muerto?
bien lo sé, la corrupción, la ira,
las envidias, las trampas del vivir,
de enfrentarse a la noche sin voluntad
de cuervo,
las mentiras que ha bebido tu boca,
el amor, convertido en un kleenex
que arrojamos al cesto del olvido
mintiéndonos,
¡Cuánta arrogancia, cuánto gesto de aire
han eclipsado los astros que te nutren!
Yo quiero despertarte
quiero que nazcas virgen a la vida
¡qué ingenua!
tu solo aliento es fósforo.
Ven, acércate a la lumbre de la luz,
quiero estrenar contigo un árbol intangible
donde aniden mis pájaros.



domingo, 15 de noviembre de 2015

Ella



Llegaron los sicarios del silencio
trataron de talar mi lengua redentora;
sembraron
más negrura en el vientre del silencio,
y un árbol hosco,
una raíz de enredadera
en cuyas arterias la luz ahorcaba
sus pupilas.


LLegaron los sicarios del silencio
y yo los he burlado.
He cerrado los ojos para que regresara
y la he visto batirse en duelo con la noche;
la he visto cabalgar vestida de azucenas
sobre un caballo alado,
desvirgando tinieblas, reinventando mi rostro
una y mil veces
más allá de estos espejos de derrota.

Ella es ese breve relámpago de infancia.
Son las manos maternas; su tierna disciplina
despertando
mi pálida sangre inconfesable.
Es la fe redentora que creció con tus besos,
un amanecer truncado que aún aguarda
su reinado de luz tras las densas cortinas
de las sombras.


















lunes, 2 de noviembre de 2015

PETRI-COR



El corazón de la piedra sangró
siete raíces,
siete oraciones vomitó;
a la octava dejó de respirar
razones de lluvia
y se detuvo a palpar la honda oquedad
de su derrota.
No eran precisas,
nacaradas tortugas de luz que conjugasen tiernamente
la noche.
Una oscura parábola surgió desde el hígado maltrecho
del silencio
hasta llenar de tierra la lengua
de los pájaros.
Abre tus muros, piedra:
rebusca en el subsuelo del caos
un anidamento de palomas.
La noche llama a la noche
y baila un tierno vals con la mentira,
luego se funde en caricias de cristal hasta
desollar la primavera.
Su danza es un ritual de espuma
que quiebra la sombra con la sombra.
Pero tu alma es blanca, piedra, más blanca que tu lengua
y su sombra se prolonga
en tus manos-raíces, carece de astucia
para repoblar de cantos la tierra
de la mediocridad.
No tiembles, piedra,
y calla
mientras el fósforo del amanecer
Inunda 
el almanaque fugaz  de tu cordura.